Por: John M. Ackerman (@JohnMAckerman)
México ha resistido una vez más los embates de Donald Trump. Primero fueron los aranceles por el asunto migratorio; después, la amenaza de definir los grupos criminales mexicanos como «terroristas» y, ahora, el amago de enviar auditores laborales a las fábricas mexicanas.
En los tres casos, México ha defendido su soberanía y obligado al presidente estadounidense a dar marcha atrás. México, finalmente, está haciendo valer su posición de fuerza en el concierto de las naciones.
Con casi 130 millones de habitantes, México es el 11º país más poblado del mundo. Y con una economía valorada en más de un billón de dólares, Somos la 15ª economía más grande del planeta.
Además, 36 millones de mexicanos viven y trabajan en EE.UU. y el comercio entre los dos países es uno de los más robustos del mundo. Cada año, EE.UU. importa 327.000 millones de dólares en bienes y servicios de México, incluyendo tractores, computadoras, petroleo, coches, aguacates, lavadoras y mangos. Y México importa unos 200.000 millones de productos de EE.UU. en una amplia variedad de sectores económicos.
México tiene todo para exigir respeto y un trato de iguales en las relaciones internacionales, pero antes los gobernantes mexicanos funcionaron como abyectos sirvientes del imperio. Carentes de legitimidad nacional, repudiados por su pueblo a raíz de constantes fraudes electorales y políticas públicas neoliberales, los presidentes mexicanos tenían que buscar fuera el respaldo que no tenían dentro de su propio país. Vicente Fox incluyó a México dentro del Comando Norte de EE.UU. en 2002.
Felipe Calderón firmó la Iniciativa Mérida en 2008, abriendo de par en par la puerta a la intervención militar de EE.UU. en los asuntos de seguridad nacional. Enrique Peña Nieto autorizó que agentes extranjeros portaran armas en el territorio nacional: permitió a la DEA conducir directamente operativos antinarco en México y puso a su canciller, Luis Videgaray, al servicio de las aventuras imperialistas de Washington en la región.
Pero con el nuevo Gobierno mexicano las cosas han cambiado. Andrés Manuel López Obrador cuenta con su propia legitimidad en las urnas y un claro respaldo de su pueblo.
Las encuestas más recientes dicen que entre 68 % y 72 % de la población aprueba su gestión.
López Obrador es, además, alguien que siempre ha defendido la soberanía nacional frente a las amenazas externas y difícilmente se dejaría presionar por los chantajes de Washington.
Por ejemplo, Porfirio Muñoz Ledo ha dicho que, con su nueva política migratoria, López Obrador ha aceptado extender el muro de Trump hacia la frontera con Guatemala. Algunos afirman que, en el caso de los LeBarón, López Obrador fue débil frente a los chantajes de Washington al permitir la entrada de agentes de la DEA, y que, además, lo ‘chamaquearon’ en las negociaciones del nuevo tratado de libre de comercio con el nombramiento de nuevos «agregados laborales».
¿Qué opinas tú? ¿Es deseable la colaboración entre México y EE.UU. en las materias migratoria, de seguridad y laboral? ¿Cuándo exactamente se pasa la raya entre la colaboración y la intervención? ¿Crees que López Obrador ha encontrado el equilibrio correcto o, más bien, haría falta corregir su política hacia Washington?
Mi querido John, yo creo que AMLO está devolviendo a la política exterior mexicana el lugar preponderante que tuvo hasta antes de la llegada al gobierno federal de los Chicago Boys de Carlos Salinas de Gortari, pues es a partir del régimen de Miguel de la Madrid en donde empieza la pesadilla neoliberal para México y el declive y servil entrega a los EUA de los recursos naturales y de los sectores de la economía nacional vulnerando nuestra soberanía hasta la abyecta postura asumida por Enrique Peña Nieto. Ahora bien, te corrijo en cuanto a que haya sido Trump como titular del Poder Ejecutivo de EUA, el que incluyó en la adenda al TMEC a los «agregados laborales». Fueron los demócratas que son mayoría en la Cámara de Representantes del Congreso de los EUA. No hay que olvidar que los principales aliados -financieros y votantes- de los demócratas son los sindicatos de EUA y éso ya fue aclarado y declarado por el propio Robert Lighthizer, tal y como lo publicó La Jornada el pasado martes 17. Y otra aclaración pertinente para poner en perspectiva la importancia de México para los EUA y para que le bajes dos dedos a tu malteada: La economía del condado de Los Ángeles, California, es del tamaño de la economía mexicana. O sea que no es allí en el aspecto económico donde radica a importancia de una buena relación con México para los EUA, es en muchos otros aspectos como la migración, el petróleo, la seguridad, la minería y ahora el litio. Pero AMLO va por el camino correcto en la relación bilateral México-EUA.
Si es bueno que exista esa colaboración respetandonos mutuamente debemos entender que somos países vecinos y las relaciones deben estar bien para beneficio de ambos países.
John A. Al ojo del tuerto, agregó: Los vecinos tiene una deuda impresionante, los grandes grupos empresariales, bancos, financieras, empresas globales prestan dinero al gobierno americano a cambio de resguardo del US Army.
También exigen la intervención en otros países para que los negocios dejen grandes utilidades y por mucho tiempo.
Los grupos más poderosos ponen la agenda a los sistemas judiciales, al legislativo y al ejecutivo.
La agenda es la explotación de los minerales, petróleo, comercio bilateral, inmigración, drogas, leyes bancarias para ganancias a sus bancos, intereses altos, legislación laboral para la conveniencia de las maquiladoras, precios altísimas a la medicina etc….
Esta maldición nos acompaña desde siempre.
El gobierno americano requiere dinero para sus pensionados, sus sistemas de seguridad, ejército, Marina, CIA, FBI, Migración etc….
John tienes la voz de trompeta mas despreciable que alguna vez se haya escuchado en el mundo del periodismo. Pareces que andas vendiendo camotes en la merced.