John Ackerman

Lula libre

La Jornada, 12 de agosto, 2019

Por: John M. Ackerman (@JohnMAckerman)

 

 

El atrincheramiento de la derecha global ha venido acompañado de una destrucción de la institucionalidad democrática. El giro hacia gobiernos neofascistas en Brasil y Estados Unidos, por ejemplo, ha implicado un cínico ataque a la legalidad y el estado de derecho.

El caso de Luis Inacio Lula da Silva es particularmente llamativo porque su encarcelamiento fue la única manera en que los conservadores de aquella nación pudieron recuperar el control sobre la presidencia de la república. Frente a la enorme popularidad del ex presidente, la derecha tuvo que quitarse la máscara de su supuesto “liberalismo” para apostarle directamente al lawfare, lo cual implica la utilización de la ley para lograr fines bélicos, de acuerdo con el coronel del ejército estadunidense Charles Dunlap.

El compromiso de la derecha con la democracia siempre dependerá de que los procesos participativos le sirven a su agenda neoliberal. El momento en que el pueblo logre utilizar las elecciones para construir una hegemonía democrática en favor de la justicia, la paz y la igualdad, la derecha inmediatamente busca dinamitar la institucionalidad, tal y como ocurrió en México en 2006 y 2012, escenario que la Coparmex quisiera repetir en 2024.

El intelectual y activista Alipio Freire lo dijo con toda claridad en 1984: “En Brasil, los liberales son fascistas de vacaciones”. Y de acuerdo con el escritor Gustavo Codas, hoy los liberales han regresado de viaje y están demostrando su verdadera cara autoritaria en aquella nación.

Afortunadamente, a partir de las publicaciones de Glenn Greenwald en The Intercept la comunidad internacional está cada vez mejor informada sobre lo que realmente está pasando con respecto al caso del ex presidente brasileño. Las investigaciones de Greenwald han revelado que hubo una abierta colusión entre el principal fiscal del caso, Deltan ­Dallagnol, y el juez instructor, Sergio Moro. Al parecer, no fue en realidad Dallagnol quien llevó el caso, sino que en todo momento recibía instrucciones de Moro, en abierta violación de la separación de poderes y la necesaria independencia de los jueces de las partes involucradas en cualquier juicio.

Moro mismo acepta en su sentencia que no existen pruebas contundentes contra Lula, sino que la condena se basa en la muy cuestionable tesis de los “hechos indeterminados”. Todo parece indicar que la acusación del empresario Leo Pinheiro en contra de Lula fue resultado de los estímulos ofrecidos y las presiones aplicadas por las autoridades cuando Pinheiro se encontraba en prisión preventiva. En general, de manera similar al caso del desafuero contra Andrés Manuel López Obrador en 2005, la acusación se basa en una supuesta responsabilidad indirecta de Lula por contar con la facultad constitucional de nominación de los miembros del consejo de la empresa petrolera Petrobras.

Así que este domingo 11 de agosto, un grupo de juristas, abogados y ex ministros de cortes supremas, provenientes de ocho diferentes países, publicamos un desplegado en el importante periódico brasileño Folha de São Paulo, en el que señalamos precisamente que Lula “no fue juzgado, fue y sigue siendo víctima de una persecución política”. Firman el gran jurista italiano Luigi Ferrajoli; el ex juez español Baltasar Garzón; el distinguido jurista francés William Bourdon; el ex ministro de Justicia de Alemania Herta Daubler-Gmelin; el ex ministro de Justicia de Portugal Alberto Costa; el ex presidente de la Corte Constitucional de Colombia Alfredo Beltrán, así como un servidor y el ex ministro de la Suprema Corte de Justicia, Diego Valadés, desde México. También firman los juristas Bruce Ackerman y Susan Rose-Ackerman desde la Universidad de Yale, ambos profundamente preocupados por el actual clima de politización de la justicia en Brasil.

El texto del comunicado afirma que “no se respeta el debido proceso legal cuando un juez no es imparcial, sino que actúa como jefe de la acusación”. Los firmantes señalamos que “nos ha conmocionado ver cómo se han violado sin vergüenza las normas de procedimiento más fundamentales en Brasil. En un país donde se supone que la justicia es la misma para todos, un juez no puede ser a la vez juez y parte… Por eso, en el seno de la comunidad jurídica internacional, la justicia brasileña atraviesa actualmente una grave crisis de credibilidad, en vista de estas prácticas ilegales e inmorales”. Finalmente, la carta concluye con el señalamiento de que “para que el Poder Judicial brasileño recupere su credibilidad, la Corte Suprema tiene el deber de liberar a Lula y anular estas condenas”.

John M. Ackerman

Director del Programa Universitario de Estudios sobre Democracia, Justicia y Sociedad (PUEDJS) e Investigador del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM. Escritor y activista. Doctor en Sociología Política y Doctor en Derecho Constitucional.

Comentarios

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  • Tudo mentira. Estamos muito bem aqui no Brasil. Chega de esquerda comunista .
    Lula bandido e imprensa parcial.
    Já se perguntaram porque não existe nenhum filho do Lula defendendo ele? Se fosse inocente, todos os filhos estaria na mídia e na justiça.
    Parem de mentir. O Brasil está melhor agora .

    • Tu eres parte del 12% que siguen ciegamente al gobierno Bolsonaro, poon ya lo rque 58% de la poblacion ya lo rechazan, según diversas encuestas. Muchos arrependidos de haber votado en el. Esta es la verdad. Brasil nunca ha sido comunista, son delirios de ignorantes de la extrema derecha como tú. Y no hables de lo que no sabes, todos los hijos de Lula lo defienden, la hija de Lula es militante del PT y ha publicado diversos comunicados sobre la prisión política de Lula, sus hijos y nietos todos lo defienden. Así como los más de 2 millones de filiados al Partido de los Trabajadores y otros millones de simpatizantes. Más de 60% de la población cree que Lula no tuvo un juicio justo, que es un preso político, según todas las encuestas, y sigue siendo considerado el mejor presidente del país por más de 60% del pueblo. Lula tiene muchos abogados, de los mejores del país, e incluso uno internacional, que lleva su caso junto a la ONU, considerado el mejor abogado de derechos humanos en el mundo. Brasil está pésimo según la gran mayoría de los brasileños, todos tienen miedo, más de 13 millones de desempleados, miles de gente viviendo en las calles, la violencia dominando todos los barrios y ciudades del país, el pesimismo respecto al futuro domina la tristeza de la gente, tanto que las protestas se han multiplicado, pero los medios, monopilios alineados con las élites, no las muestran. El mundo sabe que Brasil está mucho peor, y no van a lograr tapar el sol.

  • Efectivamente mi querido John, únicamente cuando la legislación vigente beneficia a los neoliberales es aceptable y cuando cumple el cometido de ser una ley justa y equitativa como lo deberían ser todas las leyes, los neoliberales tratan de destruir las instituciones para recuperar sus ilegales privilegios.

  • Un artículo muy revelador sobre el autoritarismo de la extrema derecha en Brasil encarnada en Bolsonaro. Solo espero que el golpe bajo que le quieren aplicar a AMLO no siga adelante. La derecha mexicana y sus intereses no están nada a gusto con el proceder del nuevo régimen y esto puede ser peligroso para este nuevo capítulo de México encabezado por la 4T.

  • Acabo de ver la serie El mecanismo y es terrible ver cómo metieron a la cárcel a Lula,ya está saliendo la verdad,esperemos que salga pronto.Y esto debe hacernos reflexionar que en México la derecha está con todo por lo que Amlo debe ser muy cuidadoso,pero también el fiscal Gertz debe iniciar investigaciones sobre De Hoyos, Claudio X Gonzalez, Calderón y Fox, quienes sigan instigando, mintiendo y logrando que la sociedad esté atemorizada con tanta mentira.