John Ackerman

La UNAM, con las mujeres

La Jornada, 26 de enero, 2020

Por: John M. Ackerman (@JohnMAckerman)

 

 

El movimiento feminista está tomando fuerza en el mundo entero. Una nueva generación de mujeres cada vez más empoderadas e interconectadas exige el fin definitivo al patriarcado así como la eliminación de cualquier forma de discriminación o violencia de género.

En este contexto, la UNAM se ha colocado a la vanguardia durante la gestión del Rector Enrique Graue. En 2016, en el marco de la adhesión a la plataforma global «HeForShe» de la ONU, la UNAM inauguró su Protocolo para la Atención de los Casos de Violencia de Género. Este Protocolo cumple con los más altos estándares internacionales y colocó a la universidad como el líder en la materia en todo el país.

Los resultados fueron inmediatos. Al año de su implementación ya se había aumentado en mil por ciento el número de quejas presentadas en materia de violencia de género. Desde entonces, se ha incrementado de manera constante tanto la cantidad de denuncias como la conciencia de la comunidad universitaria alrededor de esta grave problemática.

El Rector de la UNAM, Enrique Graue. Foto: Especial

En 2018 la Rectoría fue más lejos e instaló una Mesa de Atención en Asuntos de Género para consolidar la política universitaria. Este amplio proceso de consulta y participación generó reformas al Protocolo para que la denuncia y la resolución de los casos sean aún más flexibles y efectivas.

Durante los primeros tres años de vigencia del Protocolo han sido suspendidos 90 y expulsados 18 estudiantes, así como sancionados 159 académicos y 99 trabajadores administrativos. Un total de 74 empleados de la universidad han tenido sus contratos rescindidos debido a su responsabilidad en alguna agresión de género.

Es totalmente falso que haya una impunidad generalizada o una falta de apoyo de las autoridades universitarias. Tanto el Rector Graue como la Abogada General, Mónica González, han demostrado un compromiso irrestricto desde el primer día, tal y como consta en la página web especializada en la materia (https://igualdaddegenero.unam.mx/).

Leticia Cano, Ana Buquet y Mónica González Contró. Foto: Fernando Velázquez/Gaceta UNAM

Ahora bien, uno de los pendientes para seguir avanzando es el fortalecimiento de la atención directa a las diferentes comunidades escolares en la materia. Si bien la Unidad para la Atención de Denuncias y la Defensoría de los Derechos Universitarios brindan apoyo constante desde las oficinas centrales, no hay oficinas equivalentes en cada plantel y las víctimas normalmente terminan acudiendo a sus Oficinas Jurídicas correspondientes, las cuales muchas veces carecen de conocimiento y personal especializados.

Esta problemática fue el caldo de cultivo para las recientes tomas de instalaciones en la Facultad de Filosofía y Letras y las Preparatorias 7 y 9, donde las paristas exigen mejor atención a este delicado tema dentro de sus propios planteles.

Las autoridades respondieron inmediatamente y han trazado una ruta para establecer nuevas Unidades de Atención a la Violencia de Género en todas las entidades académicas. También habrá reformas al Estatuto General para incorporar la violencia de género como falta grave y al Estatuto de la Defensoría para ampliar sus facultades y competencias en la materia. Adicionalmente, se implementarán talleres de prevención de violencia de género en toda la universidad y una amplia batería de nuevos cursos con valor curricular sobre la perspectiva de género para todos los estudiantes.

Con estas acciones se fortalece el marco jurídico y se consolida la política institucional a favor de la igualdad de género. La victoria para la causa feminista ha sido contundente y la UNAM consolida su liderazgo al nivel nacional e internacional en la materia. El siguiente paso es la implementación práctica de estas reformas, algo que lógicamente depende de que se abran todos los planteles de la universidad.

Si no hay vida académica no hay comunidad universitaria, y si no hay comunidad no hay posibilidad alguna de construir la convivencia segura, pacífica y sana que todos buscamos. Y sin clases no se puede formar la nueva generación de hombres y mujeres comprometidos con la igualdad de género que tanto requiere la Nación.

Mantener cerradas las instalaciones ya no favorece la causa de las mujeres, sino que la perjudica.

Diálogo entre las autoridades y las mujeres que mantienen tomada la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Foto: Especial

Si los pequeños grupos que hoy mantienen cerrados tres planteles no permiten que arranque el semestre 2020-2, que hoy 27 de enero tendría que iniciar en todas las entidades académicas, las paristas demostrarán que su verdadero propósito no es la defensa de los derechos de las mujeres sino el debilitamiento de la Universidad de la Nación.

Flaco favor le hacen a su propia causa permitiendo ser utilizadas por actores externos que desde hace décadas han querido dañar a esta institución autónoma clave del Estado mexicano, estandarte de la educación pública, gratuita y laica.

Las comunidades académicas de los planteles tomados ya no pueden permitirse el lujo de mantenerse al margen. Ha llegado la hora para hacer valer su voz a favor del reinicio de las actividades escolares para poder avanzar en la agenda de género y cumplir con los compromisos de las autoridades.

John M. Ackerman

Director del Programa Universitario de Estudios sobre Democracia, Justicia y Sociedad (PUEDJS) e Investigador del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM. Escritor y activista. Doctor en Sociología Política y Doctor en Derecho Constitucional.

Comentarios

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  • HOrrible artículo, todo esto es un lavado de cerebro ideológico, tu lo sabes bien, y tu te estás convirtiendo en un títere, en un «useful idiot» lo siento mucho, solía admirarte John, pero ya te corrompiste, lo siento, lo siento, lo siento mucho.

  • Ni tanto que queme al santo… D
    Dr. Ackerman, si bien agradezco un artículo donde se desglose, se comente y se discuta la actual toma de la FFyL de la UNAM, así como las de la ENP planteles 7 y 9, me parece prudente mitigar un poco los comentarios sobre la «postura de vanguardia» en lo que a la violencia de género se refiere. Si bien lo cierto es que un pequeño grupo, autodenominado Mujeres Organizadas de la Facultad de FIlosofía y Letras –al menos en lo que a este organismo se refiere– han impedido las labores por ya casi tres meses sin el consenso de la mayoría del estudiantado, también es cierto que las autoridades universitarias dilataron su respuesta y mantuvieron un postura poco firme las primeras semanas.
    Las políticas relacionadas con violencia de género se han implementado en muchas universidades (y otros centros educativos) desde principios de los años 90. Y queda pendiente, por ejemplo, establecer políticas claras relacionadas con denuncias en redes sociales y medios electrónicos. Los absolutos en las opiniones, la falta de claridad y la información parcial debilitan, creo yo, la posibilidad de retomar las labores universitarias. Iona Weissberg, profesora, FFyL, UNAM