John Ackerman

El INE bajo la lupa

La Jornada, 27 de julio de 2020

Por: John M. Ackerman (@JohnMAckerman)

 

 

Gracias a la atención y la confianza tanto de la ciudadanía como de los diputados federales logramos salvar al Instituto Nacional Electoral (INE) de un desastre mayor. Tres de los cuatro nuevos consejeros electorales, Uuc-Kib Espadas, Norma De la Cruz y Martín Faz, cuentan con trayectorias plenamente independientes tanto de los partidos políticos como de la mafiocracia electoral imperante.

El futuro de la democracia mexicana depende de la valentía y el arrojo de estos nuevos consejeros para, junto con el único otro consejero independiente, Roberto Ruiz, dar un giro de 180 grados a una institución hoy hundida en el desprestigio.

El INE requiere de una fuerte sacudida. Habría que renovar su Secretaría Ejecutiva, transformar al servicio profesional electoral, revisar con lupa las supuestas firmas de México Libre, escoger perfiles totalmente diferentes para los titulares de los organismos electorales en las entidades federativas, esclarecer el financiamiento ilegal de la campaña presidencial de Enrique Peña Nieto, y castigar los abusos a la ley cometidos durante la campaña de 2018.

Y para las elecciones de 2021 es urgente tomar acciones contundentes para acabar con el financiamiento ilícito a las campañas políticas, evitar la ley de la selva en las redes sociales, eliminar la propaganda disfrazada en los medios de comunicación y poner un fin definitivo a la compra y coacción del voto, entre otros pendientes.

El bloque conservador del Comité Técnico de Evaluación para el INE quiso cargarle la mano a la Cámara de Diputados.  Tal y como denunciamos públicamente, la vasta mayoría de los candidatos incluidos en la lista de 20 finalistas garantizaban la continuidad de la impunidad y la corrupción en materia electoral (véase: https://bit.ly/2P3tflj). Si estos perfiles hubieran entrado al INE estaríamos hoy sin esperanza alguna, con un Consejo General repleto de los cuates y los cómplices del viejo régimen PRIANista.

Mi “voto disidente” publicado en la Gaceta Parlamentaria (véase: https://bit.ly/2ZZ7DwM) documenta con lujo de detalle las violaciones graves al proceso, incluyendo la ausencia de un dictamen que motivara la selección de los finalistas, el incumplimiento con el mandato de la Junta de Coordinación Política con respecto a la integración aleatoria y ordenamiento alfabético de las listas de finalistas, la inaceptable filtración de las listas a la prensa antes de su entrega a la Cámara de Diputados, y los evidentes sesgos presentes a la hora de entrevistar a los candidatos.

El Tribunal Electoral lamentablemente desechó las impugnaciones, pero sí reconoció la existencia de claros indicios de violencia política de género en contra de la aspirante Diana Talavera, quien fue descalificada injustamente por sus supuestos vínculos a hombres a lo largo de su carrera profesional y durante el proceso de selección.

Porfirio Muñoz Ledo evidenció su enclenque cultura política al denunciar como “golpistas” a los valientes diputados federales que exigían la devolución de las quintetas de candidatos.  Al defender la impunidad de un proceso amañado, el antiguo embajador de Vicente Fox en la Unión Europea demostró que es un fiel defensor de la vieja cultura del silencio y la simulación.

Ahora bien, la mancha más importante al proceso fue la elección de Carla Humphrey.  Humphrey es egresada del ITAM y ha trabajado cercanamente con los consejeros electorales Alonso Lujambio y Arturo Sánchez, ambos soldados del PAN en el instituto electoral, y también con María del Carmen Alanís, funcionaria del antiguo IFE y magistrada del Tribunal Electoral muy cercano al PRI y quien recibió el premio “Mujer del año” de las manos de Enrique Peña Nieto el 4 de diciembre de 2012.

En 2005, Humphrey entró como cuota del PAN al Consejo Electoral del entonces Distrito Federal y, al finalizar su gestión, se autoasignó un deshonroso bono multimillonario de despedida con el argumento de que jamás volvería a trabajar en las instituciones electorales. No es necesario recurrir a argumentos efectivamente machistas con respecto a su extendida relación sentimental con Roberto Gil (fueron esposos durante cinco años, incluyendo el periodo cuando Gil fungió como Coordinadora de Campaña de Josefina Vásquez Mota) para tener perfectamente claro que la aportación de Humphrey al INE será a favor de la continuidad del viejo régimen.

Felipe Calderón y Lorenzo Córdova están de plácemes con la incorporación de su “cuata” Carla, pero esperamos que sus sonrisas duren muy poco.

Así como el intenso escrutinio público garantizó que casi todos los finalistas impresentables quedaran fuera del Consejo General del INE, hoy habría que redoblar la vigilancia ciudadana para asegurar que los nuevos consejeros cumplan plenamente con el mandato popular de recuperar el espíritu originario del INE como órgano al servicio del pueblo de México en lugar de los poderes fácticos.

John M. Ackerman

Director del Programa Universitario de Estudios sobre Democracia, Justicia y Sociedad (PUEDJS) e Investigador del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM. Escritor y activista. Doctor en Sociología Política y Doctor en Derecho Constitucional.

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