John Ackerman

Demócratas de ocasión

Proceso, 4 de febrero, 2019

Por: John M. Ackerman (@JohnMAckerman)

 

 

Cuando la palabra democracia se utiliza para justificar golpes de Estado, este concepto pierde cualquier contenido semántico. Cuando la supuesta defensa de los derechos humanos se utiliza como un pretexto para estrangular de hambre a un pueblo, el cinismo se convierte en ley. Y cuando la supuesta defensa de la soberanía popular se moviliza como motivo para destruir la soberanía nacional, la hipocresía siente sus reales.

Más allá de nuestras evaluaciones concretas con respecto a coyunturas y acciones específicas en el presente o el pasado del desarrollo político de Venezuela, sumarse hoy al discurso del supuesto autoritarismo del “régimen de Maduro” implica ser cómplice de las acciones dictatoriales e intervencionistas de los Estados Unidos y los viejos poderes coloniales de Europa.

Habría que separar de manera tajante la discusión sobre las fortalezas y las debilidades del sistema político y el modelo de desarrollo en Venezuela, o cualquier país, y el debate sobre la intervención extranjera en el hermano país latinoamericano. La soberanía popular simplemente no es posible sin contar primer con una sólida soberanía nacional.

Si una crisis económica o un éxodo migratorio fueran motivos suficientes para invadir un país extranjero por “razones humanitarias”, México tendría que haber sido ocupado desde hace décadas por alguna fuerza extranjera. Y si la falta de libertad de expresión fuera una justificación para remover al líder de una nación, tendríamos que empezar con el derrocamiento del Rey de Arabia Saudita, Salmán bin Abdulaziz.

Las últimas elecciones presidenciales de Venezuela tuvieron lugar hace ocho meses y hubo una diferencia de 40 puntos porcentuales entre el primero y el segundo lugar, pero hasta hoy que Washington ha dado la señal a los comentócratas del viejo régimen de repente se les ocurre denunciar este supuesto “fraude” electoral.

Lo último que les interesa a estos demócratas de ocasión es defender los derechos ciudadanos y el poder ciudadano. No hacen más que seguir como loros la agenda y el discurso impuestos por el Pentágono. Hablan y se presentan como “liberales”, pero en realidad son abyectos esclavos de la ideología del poder y el estatus quo.

Hernán Gómez Y Jorge Castañeda. Foto: Especial

Pero lo más preocupante es que en su supuesta preocupación por la democracia en Venezuela estas voces en realidad revelan su disposición a aceptar también un eventual golpe de Estado en México. Las mismas mesas de debate y articulistas que hoy encuentran miles de diferentes razones para derrocar a Nicolás Maduro, después serán utilizadas para intentar justificar hacer a un lado también a Andrés Manuel López Obrador.

La estrategia de los Estados Unidos en Venezuela está a cargo de John Bolton y Elliot Abrams, dos de los políticos más autoritarios, intolerantes, militaristas e hipócritas en existir jamás en la historia del continente. La larga historia de sus cargos y sus acciones en América Latina, y el resto del mundo, ponen en evidencia su absoluto desdén por el Estado de derecho y los procesos democráticos (véase: https://bit.ly/2RsA66D).

Así mismo, el supuesto “Presidente encargado” de Venezuela, Juan Guiadó, también tiene un historial oscuro, con una larga trayectoria de colaboracionismo con sistemas de financiamiento y construcción ideológica estadounidenses, tal y como lo han documentado de manera extensiva los periodistas Don Cohen y Max Blumenthal (véase: https://bit.ly/2RSIbqx)

Juan Guaidó. Foto: Especial

No podemos guardar ninguna ilusión con respecto al carácter democrático del régimen que seguiría un eventual derrocamiento o dimisión de Maduro. Más allá de lo que uno pueda opinar a favor o en contra de las características democráticas del gobierno actual de Venezuela, podemos estar seguros de que cualquier nuevo régimen impuesto por Trump y sus personeros sería totalmente autoritario y excluyente.

Así ocurrió después de que los Estados Unidos derrocó los gobiernos democráticos de Jacobo Arbenz en Guatemala en 1954 y de Salvador Allende en Chile en 1973. Ambos países tuvieron que sufrir décadas bajo sistemas políticos autoritarios y violentos después de las intervenciones estadounidenses correspondientes. Venezuela sufriría un destino muy similar si Trump sale con la suya.

El debate no es entonces entre el anti-imperialismo y el anti-autoritarismo. Esta es una disyuntiva falsa impuesta por quienes quieren fortalecer la narrativa del intervencionismo estadounidense. Las luchas en contra del neocolonialismo y el despotismo van de la mano. El autogobierno es una condición sine qua non para la democracia. Así que hoy todos los ciudadanos de este gran continente americano, desde Alaska hasta la Tierra del Fuego, estamos llamados a expresar juntos nuestro repudio más enérgico a este nuevo atraco a la dignidad de los pueblos del sur así como actuar en consecuencia.

Publicado originalmente en Proceso No. 2205, 4 de febrero, 2019.

John M. Ackerman

Director del Programa Universitario de Estudios sobre Democracia, Justicia y Sociedad (PUEDJS) e Investigador del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM. Escritor y activista. Doctor en Sociología Política y Doctor en Derecho Constitucional.

Comentarios

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  • Es exageradamente conocido que el imperialismo de E.U no deja nada bueno, todo lo contrario solo deja en ruinas las naciones ocupadas. Lo que no entiendo es por que la gente aun no se da cuenta el por que EU es el peor males para el mundo entero…

  • YO ME PREGUNTO, A QUIEN LE IMPORTA LO QUE SUCEDE EN LAS COMUNIDADES HINDIGENAS EN MEXICO,
    QUIENES LAS DEFIENDEN CON URGENCIA?
    EN VOZ DE LOS TARAHUMARAS Y LACANDONES Y MUCHAS OTRAS LO HAN DICHO UNA Y OTRA VEZ.
    PREFIEREN SUICIDARSE EN FAMILIA, QUE MORIR DE HAMBRE.

    Y ME IMAGINO QUE NADIE, PORQUE ESTAN MUY OCUPADOS CON MADURO.

  • La palabra libertad no es más que una palabra “David Harvey.”
    El neoliberalismo ha creado la destrucción en forma creativa.
    Los grupos de poder y de interés distorsionan y condicionan intervenciones.
    En (particular a los grupos demócratas).
    Los financieros, bancos, inversiones extranjeras eran los verdaderos dueños de las riquezas energéticas y minerales de Venezuela, antes de Chávez.
    Los grupos de poder negociaban acciones, financieras y comerciales, olvidándose del pueblo. Los dueños del dinero. Envían a un Chicago Boy. “Guaido”
    Ahora quieren recuperar sus negocios al amparo internacional de los marines.
    El pueblo, la patria Venezolana no les importa, ni garantizan seguridad o bien estar.

  • Empezar ahora mismo a gastar el dinero de forma política.
    Debilitar económicamente a quienes más adelante querrán tomar el poder por la fuerza.
    Seguir promoviendo la conciencia nacional a las siguientes generaciones.

  • Muy interesante tu reflexión John, esta coyuntura me lleva a pensar en lo que ocurrió en Chile a inicios de los 1970, en que el gobierno gringo y sus agencias desestabilizadoras indujeron a las fuerzas armadas a rebelarse en contra de la constitucionalidad del gobierno de Allende, para imponer un régimen sangriento. ¿Ves algún paralelismo entre ambas situaciones?

  • Se rasgan las vestiduras en forma hipócrita, de refilón le estan diciendo a AMLO y al pueblo que lo apoya,»mirén de lo que somos capaces para conservar nuestros privilegios». En su fuero interno piden que aparezca un «guaidió» (anaya?) para que no les toque ni el pétalo de una rosa sus mal habidas fortunas… para que le sigo

  • No se quien es mas predecible,John Ackerman escandalizando en todo momento contra todo lo que huela a USA o Fox News en USA criticando a los que hablan en contra de Donald Trump.
    Las democracias de el mundo hacen lo correcto en buscar un cambio en Venezuela. 80% de los Venezolanos lo quieren, existe una crisis social en el pais que se esta desbordando a los paises vecinos, hay un éxodo de 3 millones de venezolanos huyendo hambre y represión de el sistema socialista y corrupto de Nicolas Maduro.
    El mundo esta con los venezolanos con excepción de Rusia, China y Turquia. Mexico y Uruguay se han lavado las manos y en forma sospechosa ofrecen ser intermediados de un Dictador.
    John Ackerman continua sin poder separarse de su propio conflicto que en su juventud lo llevo a Mexico. Eso lo vuelve analista politico poco util. Una version mas sensata de la crisis venezolana puede ser leída en el semanario «The economist» de esta semana.
    Venezuela esta en crisis, Maduro deberá de salir y esto no es un capricho mas de Donald Trump o el imperialismo Yanqui. Este discurso «antiimperialista» molesta y desconcierta mucho todos los Mexicanos,Mexico americanos , que estamos comprometidos y somos leales a las gentes de ambos lados de la frontera. USA y Mexico son aliados, socios comerciales y con vínculos familiares que están por encima de políticas y fronteras.
    John, seriously stop your BS. Hit the books , open your eyes and try to understand and do not think you impress anyone. At the end of the day you know you will have a decent job in a second tier college in the USA.