John M. Ackerman
Después de 5 años sin reuniones trilaterales, la visita del presidente Andrés Manuel López Obrador a Washington es sin duda alguna un parteaguas.
Atrás quedaron las vergonzosas reuniones encabezadas por mandatarios agachones que iban a la Casa Blanca a decir Yes, sir!. Ahora, y aunque le pese a la oposición más pro-yankee y oligarca de México, tenemos a un Presidente que representa con dignidad a nuestro país.
Sin embargo, esta reunión se enmarca en un contexto geopolítico muy complejo, donde el ascenso productivo y económico de China amenaza con desatar una guerra económica con Estados Unidos (país que no tiene amigos, sino intereses).
Ante ello, ¿qué tipo de integración podrían lograr los países del continente? ¿Será una exclusivamente norteamericana, bajo la hegemonía de Estados Unidos? ¿O será, como se planteó en la CELAC, una de solidaridad latinoamericana?
En lo que respecta a nuestra soberanía también surgen algunas dudas. ¿Cómo garantizar nuestra soberanía energética y cultural dentro del nuevo marco “norteamericano”? ¿Qué pasó con la exigencia de México con respecto al ilegal tráfico de armas hacia nuestro país?
Anoche nos reunimos con Miguel Tinker Salas y Jesús García en el espacio de Rubén Luengas para discutir este candente tema. Los invito a ver aquí la mesa de análisis y a dejarme sus opiniones.
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Vistos los antecedentes de conducta y estrategia del imperio mundial, que es nuestro vecino fronterizo, es imposible que México pudiera siquiera intentar apertura e independencia frente al mundo para lograr su propia prosperidad; el Presidente nuestro reconoce esa aplastante evidencia y ha preferido tomar todas las ventajas económicas y sociales posibles cuando ofrece producir bienes y servicios de manera acelerada desde Norteamérica a fin de ampliar su mercado e influencia en el resto del mundo.