John M. Ackerman
Como lo solicité hace unos días a El Financiero, este martes tuve mi derecho de réplica frente a las lamentables tergiversaciones de Bertha Luján en entrevista con René Delgado.
Desmonté una a una las mentiras de la Contadora Luján, quien con la mano en la cintura presentó supuestos datos sobre la votación en el Distrito 23 de Coyoacán (donde supuestamente un servidor habría obtenido “64 votos”), cuando no existe registro público alguno de estos fantasiosos “resultados”. Ello constituye no sólo una abierta mentira, sino una violación a los estatutos de Morena y a las leyes electorales.
También aproveché para contar nuestra experiencia en la brigada cazamapaches de la Convención Morenista, y cómo fuimos testigos del acarreo, la compra del voto y el fraude más descarado de parte de operadores de la misma Luján (tal como lo denunciamos en la “Expo Fraude”), ante lo cual la dirigencia de Morena ha sido cómplice.
Por último, y frente a la cerrazón de la Presidenta del Consejo Nacional de entablar el diálogo, hice una invitación abierta a todas y todos para que conozcan la Convención Morenista. Se trata de un movimiento que, lejos de buscar crear otro partido, intenta regenerar la vida orgánica al interior de Morena desde las bases.
Les invito a ver la réplica y a dejarme sus siempre acertados comentarios.
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Esa camarilla de autócratas déspotas (Dante/Citlalli/Luján) no aceptan que la deliberación pública con arreglo a valores compartidos e idiosincráticos es el único recurso de decisión colectiva (pero no de asuntos menores como elegir a un embajador). Que la democracia es un régimen político que se apoya en una discusión pública, en un diálogo permanente que obliga a cada cual a acomodarse a la perspectiva de todos los demás sin discriminación y no solo a la de unos cuantos ventajosos a la hora de sopesar los intereses (nacionales); y dónde los intereses de cada persona resultan aceptados por todos los afectados mediante una argumentación de modo cooperativo. Por igualdad el interés de un individuo vale tanto como el interés de cualquier otro mexicano. Y es la participación real de cada afectado lo que evita la interpretación «errónea» de sus intereses por parte de sus supuestos «representantes» chapulines que representan otros intereses ajenos a los que votaron por ellos. Todos los mexicanos hemos de tener la misma oportunidad de participar en una solución de compromiso equitativo.
Una norma, sea constitucional de la Nación o de un partido político como Morena, solo está justificada cuando es igualmente buena para cada uno de los afectados; cuando discursiva mente ha ganado el reconocimiento de todos los afectados y es defendible públicamente. No puede haber lealtad del pueblo sin legitimidad. Nunca más un México sin nosotros, sin la raza. Basta de «acuerdos» de cúpulas tras bambalinas.
Adelante John Ackerman, ya no queremos Ratas recicladas en las candidaturas de MORENA, que se vayan Mario Delgado y Citlali Hernández de MORENA !!!. No mas transas !!!.