John Ackerman

La nueva democracia pos-COVID

La Jornada, 29 de Noviembre de 2021

Por: John M. Ackerman (@JohnMAckerman)

 

La pandemia del COVID-19 no solamente ha generado mayor desigualdad y exclusión social, también ha trastocado los fundamentos de la democracia. Las calles y las asambleas constituyen los sitios predilectos para la expresión plena del poder del pueblo. En contraste, las pantallas y las redes socio-digitales cuentan con una capacidad organizativa y deliberativa limitada.

Estos casi dos años de alejamiento físico han generado un daño quizás irreversible a nuestras subjetividades. Cada día crece más el poder de las grandes corporaciones digitales trasnacionales como Amazon, Google, Facebook, Twitter, YouTube, What’sApp y Zoom.  Estas empresas tienen acceso pleno a nuestros datos personales y trafican con ellos con absoluta impunidad.  Y el control de estas plataformas privadas sobre el flujo de información rebasa los sueños más guajiros del peor déspota de la antigüedad. Las corporaciones sociodigitales constituyen hoy una amenaza mucho mayor a la libertad de expresión y el derecho a la privacidad que cualquier gobierno autoritario.

Adicionalmente, los sueños neofascistas de Mark Zuckerberg y Elon Musk de “liberar” a la humanidad de todo límite físico o geográfico por medio de la tecnología y la innovación privadas constituyen una auténtica amenaza a la verdadera libertad de autodeterminación humana.  No existen atajos para alcanzar la utopía. Ningún “metaverso” podrá resolver mágicamente las complejidades de la convivencia humana.

Para poder superar y expandir las fronteras del desarrollo humano el primer paso debe ser el frío reconocimiento de nuestras limitaciones como individuos, que existen en un tiempo específico y un espacio determinado. La tecnología y la inversión privadas pueden ser elementos útiles, pero la verdadera liberación sólo se puede lograr a partir de la acción colectiva y la política democrática de masas. Hace falta tomar las calles y dialogar de frente para transformar las sociedades.

Bienvenida entonces la concentración masiva convocada por Andrés Manuel López Obrador en el Zócalo capitalino para este miércoles, 1 de diciembre para celebrar sus tres años de gobierno y rendirle cuentas al pueblo. Ya hacía falta volver a abrazarnos y a reconocernos en persona como parte de un gran movimiento social por la transformación de la República.  Los riesgos en materia de salud pública causadas por la aglomeración son menores a los riesgos en materia de salud política consecuencia del eterno alargamiento de la sequía de movilización popular.

El distanciamiento social causado por la pandemia ya está generando profundos estragos en el sistema político.  El vacío generado por la falta de presencia ciudadana en las calles es lo que ha permitido a Lorenzo Córdova y sus aliados del bloque conservador de consejeros del INE presentarse tan cínicamente como adalides de la democracia. Los medios de comunicación conservadores y los intelectuales orgánicos del viejo régimen también intentan llenar el vacío político actual con su palabrería hueca y sus ideas perversas sobre el supuesto carácter dictatorial de la Cuarta Transformación.

Es cierto que el trance de la crisis del COVID también ha sensibilizado a la humanidad. La pandemia ha demostrado la importancia de trabajar de manera colectiva al nivel global a favor de la resolución de los grandes problemas de la especie. La emergencia sanitaria también ha reivindicado el papel del Estado y de los servicios públicos de salud y de educación. En general, la experiencia de sufrir juntos el embate del COVID-19 nos ha hecho más sensibles y atentos a las necesidades y las vulnerabilidades de los demás.

Sin embargo, la utopía de generar un mundo más solidario y generoso a partir de una revolución de las conciencias en la época pos-COVID solo será posible si estos nuevos sentimientos tan nobles encuentren cauce por medio de una potente lucha política y social, colectiva y revolucionaria.

Nos encontramos en un momento propicio para replantear los grandes objetivos de la civilización moderna. Tal y como escribió ayer en estas mismas páginas el gran pensador y político latinoamericano, Álvaro García Linera: “Se desvanecen las viejas certidumbres imaginadas que organizaron el mundo desde 1980, aunque tampoco hay nuevas que reclamen con éxito duradero el monopolio de la esperanza de futuro. Y mientras tanto, en esta irresolución de imaginar un mañana más allá de la catástrofe, la experiencia subjetiva de un tiempo suspendido carente de destino satisfactorio agobia el espíritu social.” (véase: https://bit.ly/3p7tZb1).

La incertidumbre y el agobio civilizatorios actuales constituyen el perfecto caldo de cultivo para trazar nuevas rutas para la transformación social. Este viernes, 3 de diciembre continuaremos con estas reflexiones precisamente en presencia de don Álvaro García Linera, junto con la distinguida participación de Jeremy Corbyn, expresidente del Partido Laborista y uno de los líderes internacionales más importantes de la izquierda global, así como la Coordinadora de Humanidades de la Máxima Casa de Estudios, Guadalupe Valencia, en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara. La mesa de presentación del libro “Pos-COVID/Pos-Neoliberalismo: propuestas y alternativas para la transformación social en tiempos de crisis”, editado por el PUEDJS/UNAM, se llevará a cabo de manera presencial y también se podrá seguir de manera virtual por medio de las redes (véase: https://bit.ly/3D13qJr).

www.johnackerman.mx

John M. Ackerman

Director del Programa Universitario de Estudios sobre Democracia, Justicia y Sociedad (PUEDJS) e Investigador del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM. Escritor y activista. Doctor en Sociología Política y Doctor en Derecho Constitucional.

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  • Si sigues bordando en el éter John, voy a tener que cancelar mi suscripción a tus artículos. Con la redacción de este artículo, los intelectuales orgánicos pasaron a ser adalides de la claridad. Así no se llega a ninguna parte. Te hace falta subirte al metro y salir a caminar por el centro de la ciudad para que veas, escuches y sientas como vive el pueblo al que pretendes llegar con tus artículos. El cubículo te intoxicó.