Este domingo, 21 de agosto se celebró la Segunda Convención Nacional Morenista, donde ratificamos nuestro apoyo irrestricto al presidente Andrés Manuel López Obrador y también expresamos nuestro repudio absoluto a las prácticas de compra y coacción del voto, acarreo, condicionamiento de programas sociales, amiguismo, nepotismo y fraude electoral que tuvieron lugar durante las asambleas distritales de Morena del pasado 30 y 31 de julio.
Por permitir y fomentar estas prácticas acordamos exigir la renuncia de Mario Delgado, Citlalli Hernández y Bertha Luján, así como emprender acciones contundentes para generar una verdadera “unidad de las bases” rumbo a la “refundación de nuestro partido a partir de la acción directa de la militancia para hacer cumplir ´desde luego´ nuestros documentos básicos.”
Como acciones específicas, se acordó “convocar a la celebración de Asambleas Municipales en todos y cada uno de los municipios del país a partir de la acción autónoma, soberana y legítima de las bases”, “instalar una Red Nacional de comités de base, comités sectoriales y círculos de estudio a favor de la defensa de los principios fundacionales de la Cuarta Transformación”, “consolidar las alianzas del partido con los movimientos sociales” y “abrir locales de encuentro con la militancia y módulos de atención ciudadana en todos los municipios del país”.
Todo ello con el fin de que la Convención Nacional Morenista no sólo deba rescatar al partido, sino que también tiene la responsabilidad histórica de asegurar la vigencia de Morena como movimiento, como fue señalado en la asamblea por el Dr. Victor Toledo, intelectual fundador del movimiento y ex Secretario de Medio Ambiente y Recursos Naturales del gobierno de López Obrador.
Adicionalmente, se declararon instaladas la Red Nacional de Jóvenes Convencionistas, la Red Nacional de Promotores de Formación Política, la Comisión Jurídica, la Comisión de Auditoría y Transparencia, la Red Nacional contra el Patriarcado, y la Red Nacional de Pueblos Originarios, todas de la Convención Nacional Morenista, con el fin de dar seguimiento a los acuerdos.
Tal como pudo constatar La Jornada, el acto aglutinó a 5 mil militantes procedentes de las 32 entidades federativas, dando una lección de enorme voluntad y energía combativa.
Mención especial merece la participación de voces indígenas como primeros oradores del evento, como la del diputado Masedonio Mendoza, de la Montaña de Guerrero, y Martha Hernández, de la Huasteca Hildalguense, y el acuerdo 20 de generar una red nacional de pueblos originarios como parte de los esfuerzos de la Convención. También pronunció un emotivo discurso Gerardo Yamamoto, Coordinador General de las Brigadas Cazamapaches de la Convención Nacional Morenista.
En la plenaria de apertura de esta fiesta democrática también participaron destacadas figuras fundadoras de nuestro movimiento que hoy se encuentran plenamente comprometidos con la causa de la democratización y la institucionalización de nuestro partido-movimiento, como el Padre Alejandro Solalinde, Víctor Toledo, Carlos Figueroa, Abraham Nuncio, Irma Eréndira Sandoval y John M. Ackerman quién cerró la plenaria señalando que “es hora de reconocer que la dirigencia de nuestro partido nos ha abandonado y que ha llegado la hora de tomar Morena directamente en nuestras manos”.
Por su parte, el Padre Solalinde «hizo un llamado a Mario Delgado, Citlalli Hernández y Bertha Luján a que, lejos de etiquetarlos como un grupo faccioso, escuchen sus reclamos y haya unidad en el partido«, tal como relató Sin Embargo.
La segunda mesa plenaria incluyó las voces contundentes y claras de más de veinte líderes mujeres militantes, diputadas, consejeras y regidoras provenientes de todo el país, de Tlaxcala, Tamaulipas, Durango, Michoacán, Puebla, Jalisco, Guerrero, Yucatán, Chihuahua, Baja California, Aguascalientes, Coahuila, Sinaloa, Oaxaca, Veracruz, Sonora, Guanajuato, Querétaro, Ciudad de México y el Estado de México, entre otras entidades federativas.
El evento también contó con 8 mesas de trabajo donde se discutieron cuestiones como el necesario relevo generacional en el partido, la organización y movilización territorial, la Reforma Estatutaria, el Proyecto de Gobierno para 2024-2030, la Revolución de las Conciencias y nuestra lucha contra el patriarcado. En todas ellas se deliberó el futuro de nuestro movimiento con una enérgica participación de las y los militantes.
Y como lo señaló Milenio, otra de las acciones clave en la Convención fue la impugnación de la totalidad de las asambleas distritales del pasado 30 y 31 de julio por vía de la firma por los militantes de un «juicio madre» que busca invalidar el proceso en su conjunto por violaciones generales a los principios constitucionales y legales en materia electoral. Este documento se presentó el mismo domingo, 21 de agosto en la tarde ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación acompañado de las firmas demás de mil militantes y simpatizantes de Morena.
Finalmente, los asistentes a la asamblea organizaron de manera espontánea un ejercicio de consulta a los participantes en la Convención Nacional Morenista sobre sus opiniones con respecto a la posible “Revocación de Mandato” de Mario Delgado y Citlalli Hernández como dirigentes del partido.
Las 2000 boletas electorales se agotaron rápidamente dando como resultado 1,942 a favor de la revocación de mandato, 35 votos nulos y 23 votos a favor de que sigan Delgado y Hernández en sus puestos.
Se trató de un evento histórico que no dejará a nadie indiferente. Se le invita a la ciudadanía en general a conocer los 20 acuerdos y a sumarse a la regeneración de Morena en defensa de la Cuarta Transformación.
Realmente Dante/Citlalli/Luján son emisarios del pasado jurásico: todo tiempo pasado fue mejor!, pues con la compra y coacción del voto están reviviendo aquellos tiempos aciagos del «dedazo» y de los «destapados». La «democracia» que proponen esos truanes se reduce a introducir un voto mapacheado en las urnas apoyándose en esa fábrica mediática chayoteros de consenso unánime. Quieren que se vuelva a elegir a nuestros representantes aplicando ese estribillo literario de: «de tin Marín, de do pingüe, cúcara mácara, titere fue, yo no fui, fue Teté, pégale pégale que Citlalli fue…!»
Dante/Citlalli/Luján cancelan de facto la praxis comunicativa y los medios discursivos para llegar a un acuerdo en los planes de acción; cancelan la voz populi (la voz del pueblo que es la voz Dei o voz de Dios). No aceptan que la deliberación pública con arreglo a valores compartidos e idiosincracia es el único recurso de decisión colectiva (pero no de asuntos menores). No puede haber lealtad del pueblo sin legitimidad. Nunca más un México sin nosotros: mente «global» sin pre-juicios culturales… El orden de una sociedad que aceptamos o rechazamos no se construye al margen de los valores con reconocimiento intersubjetivo.
«Quiero morir siendo esclavo de los principios, no de los hombres…» -Emiliano Zapata-.